Actividad Drables; Palabra Risas

Escritora: YamixTeaLover
Titulo: El monstruo de las habitaciones de hotel

Una castaña caminaba lentamente por un pasillo, bien iluminado, y las paredes tanto como piso estaban hechos de madera, estaba vestida con una camisa que le quedaba realmente grande y de color azul oscuro y unos pequeños shorts del mismo color, se detuvo en una puerta y acercó su mano a la pequeña manija, era una puerta corrediza pero titubeaba sin parar para abrirla. Estaba preocupada porque la persona dentro de esa habitacion la tomara a mal, eran ya altas horas de la noche pero ella no podía dormir, no lejos de él.

El lugar en donde estaba, era un muy conocido lugar de aguas termales con habitaciones incluidas, les invitaron a un viaje de tres dias para dos personas, estaban celebrando su primer aniversario como pareja, así que les pareció una buena idea..

-"¡Pero el estupido recepcionista nos dio dos habitaciones! ¡¿que acaso no vieron que eramos una pareja!?"- pensó con molestia recordando el momento en que habian llegaron y el muy estupido pregunto si querían dos habitaciones, y se las habia dado de todas formas, y totalmente separadas una de otra, tal vez lo hubiera perdonado si las hubiera puesto juntas, pero los trató como desconocidos.
su agarre se hizo más fuerte a la manija, habían tenido un gran día, se habian divertido mucho con las aguas termales y el ping pong, pero todo se volvió aburrido en cuando entró en su habitación a dormir, no paraba de pensar en su novio, al final se terminó desesperando y ahora que estaba justo en frente de su puerta, se sentía tan nerviosa que juraba que podía oír su propio corazon, pero era mejor a volver a esa fria y solitaria habitacion donde estaba hacia unos cuantos minutos.

Tomó aire lo más que pudo y llenandose de valor abrió la púerta lentamente, asomando su cabeza con forme la abría. Poniendose mas nerviosa cada vez, terminó abriendo completamente la puerta y mirando adentro, se fijo que estaba oscuro y no se oía ni un alma.

-¿A-Atem...? ¿estás aquí?- preguntó nerviosa, mientras se acercaba lentamente para ver nada mas y nada menos que la cama estaba completamente vacía, se preocupó un poco, pero inmediatamente pensó que pudo haber sido que salió a dar una vuelta o algo. puso un dedo en su barbilla para pensar un poco en donde podría estar, cuando repentinamente sintió unos pequeños pasos detrás de ella y una precencia peligrosa acercandose más y más, volteó asustada para ver como alguien tapado por una sabana la rodeaba con los brazos por la cintura y como si fuera un leon hechandose sobre su presa, la empujaba hacia la cama, mientras la susodicha figura quedaba encima de ella.

-¡Sabía que vendrías!- pudo oír al hombre decirle, con una voz que ella reconocería aunque quedara completamente sorda, mientras él posaba sus manos sobre su estomago, de modo que la habitación en menos de un segundo se vió ocupada por sonoras risas provenientes de la castaña.

-¡N-NO! ¡para! ¡espéra! ¡Atem! ¡hacemos mucho ruido! ¡¡detente!!- gritaba entrecortada por las risas, lo cual no funcionaba, porque al parecer eso solo hizo que se hicieran más fuertes. ella solo se retorcía entre sus brazos, moviendo manos y pies para intentar safarse del fuerte agarre del chico, quien solo reía un poco al verla de ese modo.

Llegó un momento en el que las lagrimas salian de sus ojos de tanto reír, y se quedaba sin aíre, el entonces paró el cosquilleo, pero en cambio la abrazó fuertemente por la cintura, y recostó su cabeza en el pecho de la castaña, mientras esta soltaba unas ultimas risas y se limpiaba las pequeñas lagrimas en sus ojos, para despues voltear a ver al chico, quien aún reía.

-¿¡Por que rayos hiciste eso?! ¡pudiste haberme matado!- dijo ella en tono de broma después de un momento de silencio, a lo cual el simplemente levanto la cabeza para quedar justo en frende de la de ella.
-¡Por que soy el monstruo de las camas de hotel!- Dijo con una sonrisa diabolica, a lo cual frente a una mirada atónita de la ojiazul el unió sus labios con los de ella para terminar en un tierno beso mientras se cubría a los dos con las sábanas.