Escritora: Sheresada
Nombre: La playa
-Sólo era una sugerencia…-se quejaba un rubio mientras se hacía masajes en la cabeza.
-Bueno, ésa fue mi respuesta a tu “sugerencia”, Joey. Un rotundo NO.-dijo el chico que caminaba a su lado mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. –Además, ¿qué fue lo que te hizo pensar que era una buena idea?-
-May y yo fuimos hace… M… dos meses. Enserio nos ayudó. Nuestra relación estaba casi en la ruina, viejo.-explicó Joey mientras miraba por las ventanas.
Ambos se hallaban en marcha, directo hacia su siguiente clase: Química. Una de las tres clases que el amigo de Joey compartía con ELLA, en otras palabras, la chica más bonita que él jamás había visto y la más amable. Sí. Estaba loco por ella, pero un estúpido detalle lo hacía temer hablarle: asustarla porque él era uno de los rudos de la escuela y un punk. “Ay, ahí está…”, pensó el susodicho al verla, usando una minifalda turquesa y una blusa blanca con los bordes decorados con unos mínimos detalles en hilo dorado.
-Háblale…-le ordenó Joey mientras le daba una palmada en el hombro.
-¡Joey! ¡Tú y May ya estaban de novios cuando fueron a la playa! ¡Ella y yo no somos nada aún!-le criticó bajo su aliento… inútilmente. “Bueno; aquí voy”, pensó.
Se acercó a la chica, quien levantó sus preciosos ojos azules de su libro para mirarlo. La chica, entonces, le dedico una dulce sonrisa y lo saludó. Él devolvió el saludo y le preguntó si podía sentarse a su lado esa clase, ella dijo que no había problema, por lo que movió sus cosas para que él ocupara el lugar. Ipso facto, volvió a su libro.
Una bola de papel le cayó en la cabeza al joven punk, quien se vio forzado a volver de la Luna de Valencia. El papel era una nota: < ¿¡Qué rayos haces imbécil!? ¡¡¡HABLALE COBARDE!!!>
-Oye, me preguntaba…-comenzó para encarar a la chica, quien volteó a mirarlo. –Este… yo…-genial, otra vez dudaba…
-Soy Tea, si eso es lo que quieres saber.-se rió divertida por la cara del punk.
-No, no es eso. Ya sé tu nombre, compartimos tres clases. Soy Atem Muto, ¿recuerdas mi nombre?-rió él.
-Sí, y tus antecedentes. Como el otro día con Austin y el cesto de basura…-dijo ella.
-Sé que no vas a creerlo, pero por una vez no fue mi culpa; y realmente lamento que conozcas ESA parte de mi pasado…-se excusó. Luego inspiró profundamente y volvió al tema principal. –Lo que me preguntaba, en realidad, es si estás libre el Sábado…-inquirió, ya más seguro.
Ella simplemente río, volteó un segundo, mordió su labio inferior por medio segundo y volteó a verlo con una sonrisa. Atem recordaría esa reacción el resto de su vida.
-Seguro… ¿A cenar?-preguntó.
-¿Qué tal un picnic?-
-¿Picnic? No conozco muchos lugares…-le explicó Tea.
-Mi amigo Joey conoce una playa muy hermosa. Fue de viaje con su novia hace unos meses a ese lugar, le puedo preguntar…-dijo él.
Pareció dudar.
-Sólo si vamos al atardecer… me encanta ver el mar anaranjado…-
-Al atardecer será…-
¿Fin?
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