miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fic Colectivo - Decimo Capitulo

Actividad: Fic Colectivo (incompleto)
Autora:Sherezada
Arte: Sherezada
Fecha: 10/09/2009

Atem deambulaba por el palacio, aún intentando acomodar todo lo que le había ocurrido en ese día dentro de su cabeza. Primero que nada estaba su madre, luego su cor
onación y por último su inesperada y nada deseada boda... "Al menos me hubieran consultado..." pensó. Entonces escuchó unas risitas que lo hicieron voltear.
Lo primero que vio fueron dos cestos con ropa, y luego a las chicas que los traían:
Mana y Anzu. Sonrió para sí. Esas dos siempre estaban juntas...
Entonces Mana lo vio y lo saludó, dejando caer el cesto que cargaba, y toda la ropa recién lavada.

-¡¡MANA!! ¡¡ESTUVE TODO EL DÍA LAVANDO ESTO!!-la reprendió la castaña.
-Lo... lo siento... ¡lo lavaré por ti ya verás!-dijo la otra int
entando remediarlo y recogiendo las ropas.

Una risa les llama la atención a las dos. Atem estaba frente a ellas intentando contenerse, pero sin poder conseguirlo. Él conocía muy bien a Mana y conocía lo
que ocurriría si Ella lavaba esa ropa.
-Es un buen cambio verlo reír de vez en cuando...-dijo Anzu en cuanto él comenzó a calmarse.
-Sí, y realmente lo necesitaba…-dijo él.
-¿Día difícil?-preguntó ella.
-No imaginas cuánto…-le respondió mientras se acercaba a las chicas, pero a Mana no la tenía en cuenta, y era evidente.
-Sí, debe ser duro ser coronado en menos de t
res semanas…-Atem se sorprendió al oír aquello sobre su coronación.-No se preocupe, todos en el palacio lo saben, es por eso que estamos trabajando tan duro.-dijo ella con una sonrisa.
-Sí, y no sólo mi coronación… Ahora también quieren casarme…-dijo dejándose caer contra una pared.
-¿Con quién?-preguntó Anzu.-No la conozco… Sólo sé que se llama Ishizu, o algo parecido…-dijo y dejó escapar una risita.-Es que mi cerebro se desconectó luego de la palabra “boda”-siguió con una sonrisa.

Anzu rió divertida ante ese comentario. Realmente Atem no era como ella lo había imaginado en un primer momento, de hecho le recordaba a sus amigos del pueblo lo cual era algo bueno para ella. Comenzaba a sentirse cercana al Príncipe… ¿¡Pero qué estaba diciendo!? ¿¿¡¡Sentirse cercana a un príncipe comprometido, siendo ella una sirvienta!!?? ¡¡Quizá Atem no, pero su ab
uelo o su padre sin duda le cortarían la cabeza!!
Ese pensamiento rompió el encanto, y ambos voltearon a ver a Mana, a quien habían dejado de lado completamente hasta ese momento. Ella estaba sentada en el suelo con el cesto con ropa y mirándolos a ambos con mucha expectativa; sin mencionar que ni siquiera
parpadeaba.

-¿Y? ¡¡Vamos!! ¡Sigan! ¡¡Esto comenzaba a ponerse bueno!!-dijo ella. Al parecer creía que estaba viendo alguna especie de obra teatral.
-¡¡Mana!! ¡¡Basta!!-gritó Atem. Sus mejillas estaban al rojo fuego debido al comentario de su amiga.
-¡¿No dijiste que volverías a lavarme todo lo que m
e tiraste?!-le recordó la castaña.
-¡¡Ay!! ¡¡No fue para tanto!! ¡Además esto es mucho más divertido!-dijo viéndolos con una gran sonrisa.
-Mana…-la paciencia de Atem estaba colmada. -¡¡Ve con Mahad en este instante y entrena con él hasta que Egipto se quede sin arena!!-dijo señalando la
puerta más cercana.
-¡¡ME VOY!!-dijo ella con miedo tomando el cesto rápidamente y saliendo de allí. Conocía el temperamento de Atem y no iba a arriesgarse a que realmente la hiciera cumplir el castigo.
-Fuiste un poco rudo, ¿no crees? Mana es un poco torpe, pero no tenía malas intenciones…-la defendió Anzu.
-Aún así… Eso fue más de lo que pude tolerar…-respo
ndió él.-Y por cierto, ¿desde cuándo me tuteas?-preguntó al darse cuenta que ya no lo trataba de “usted”.

Anzu se vio a sí misma en falta, y pidiendo perdón intentó irse de
allí lo más rápido posible, motivo por el cual tropezó. Cerró los ojos esperando sentir el golpe con el suelo, pero eso jamás ocurrió… Sintió al príncipe diciéndole “¡Cuidado!”, algo que intentaba sostenerla, y finalmente sintió que caía sobre algo suave.
Cuando abrió los ojos, notó con cierta pena que la ropa había amortiguado su caída, lo que significaba que tendría que lavarla de nuevo… Pero eso no fue lo que más le
llamó la atención. Cuando intentó levantarse, se encontró cara a cara con el príncipe el cual había caído con ella al intentar sujetarla; este también se estaba levantando, y por la altura de sus brazos había llegado a tomar su cintura pero no a sostenerla. Él estaba junto a ella terminando de levantarse, quejándose por el fuerte dolor que le produjo la caída.
Cuando abrió los ojos se sonrojó fuertemente al encontrar
se a no más de 5 centímetros del rostro de la joven.
Ambos se habían paralizado, respiraban con cierta dificultad, y ninguno podía dejar de mirar los ojos del otro… Atem se sentía bien y confundido al mismo tiempo… ¿Acaso esta sensación…?.



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