Autora:Just.A.Dreamer
Fecha: 14/09/2009
Cierto príncipe estaba sentado en su cama, pensando en tantas cosas que habían sucedido ese día, y aun mucho menos aquello ultimo que había sucedido apenas unas horas atrás. Ahora si que no sabría que hacer, y no podía pensar nada mas que no fuera aquello que lo atormentaba tanto.
Miró hacia la ventana. Ya era de noche y la luna ya se encontraba en el punto mas alto del cielo, ya era tarde pero eso no le importaba en ese momento, por que simplemente no podía concebir el sueño. De repente despertó del trance en el que estaba, tenía su cabeza en otro mundo y tenia que devolverla a la tierra. Empezó a repasar lo que había pasado aquel día. Primero: se enteró de que su madre iba a morir de una enfermedad desconocida. Segundo: que se iba a casar con una total desconocida de la cual ni siquiera había escuchado antes, y tercero...
¡Ah! el tercero! ese era el problema más grande. Ahora se tendría que casar con una chica que en realidad nunca iba a querer, por que el amaba a otra persona y eso no podía cambiar, ahora sabía algo que hizo que no supiera otra cosa: ¿¡como iba a arreglar todo este rollo!?
///FlashBack///
En uno de los tantos y largos pasillos del palacio, se encontraban dos personas, tirados en el piso arriba de unos pequeños montones de ropa. Prácticamente tirados en el piso mirándose fijamente a la cara, ninguno de los dos podía apartar la vista de los ojos del otro, con sus mejillas totalmente encendidas en rojo y sin siquiera moverse un poco. y por si no fuera poco, en ese momento sus corazones latían tan fuerte que juraban que hasta podrían oírlos.
-"acaso... esta sensación... puede que sea...!"- pensaba aquel chico. Inconscientemente acercando su rostro al de la chica y mirando sus labios que estaban cada vez mas cerca.
-A-Atem…- escucho la voz de la castaña, que lo sacó de su trance repentinamente.
-¡Ah! Disculpa, ya me levanto, te ayudaré a recoger la ropa.- dijo el y se levanto y ayudo a levantarse a la castaña, a lo cual procedieron a recoger la ropa. Cando terminaron Anzu levanto la cesta.
- Gracias por ayudarme alteza, me iré a la lavandería, otra vez a lavar todo esto…- dijo ella, volviendo a mirar toda la ropa que se había caído con un poco de tristeza.
-E-esta bien… cuídate ¿ok?- dijo un poco ausente, mirando al vacío.
-¿cuidarme de que? ¿Del malvado jabón que reseca las manos? Como sea, mejor que me vaya ya, o de seguro me regañaran.- dijo y procedió a irse, mientras aquel chico que estaba con ella, la seguía con la mirada. Tardo unos cuantos segundos en responder pero regresó a su habitación, esta vez cerrando la puerta, y se sentó a su cama, aun perdiéndose en sus pensamientos.
///Fin FlashBack///
-Eso que sentí… estoy seguro de que eso era… estoy enamorado de Anzu…- declaro mientras se recostaba en su cama y miraba al techo.
En eso escucho un pequeño ruido, mas específicamente, tocaron la puerta, no pudo mas que levantarse con un poco de pereza, pero al fin de unos cuantos minutos se encontró llegando a la puerta y abriéndola.
-¿¡A-Anzu!? ¿q-que haces aquí!?- dijo impresionado y al mismo tiempo nervioso al ver la figura femenina que se posaba ante sus ojos, sonriendo como siempre.
-¡Hola Atem! ¿¡De que se sorprende!? Como sea, vine por que tu abuelo me mando a llamarte, dice que vayas a su habitación por que quiere hablar contigo…- dijo, a lo cual recibió una cara de desilusión de parte de Atem.
-ah… ya veo…- dijo con un tono de tristeza – gracias de todos modos, ya puedes irte…- dijo a lo cual salió de su habitación y se dirigía a la de su abuelo, pero antes de irse, volteo a ver a aquella chica que había estado en sus pensamientos desde hace horas, ella estaba caminando hacia el lado contrario a el, probablemente hacia la cocina. no pudo evitar volverse con una cara triste, sin siquiera notar que justo después de que el retomara su camino, la chica había volteado a verlo. Tenia una mirada triste, e inmediatamente retomó su camino hacia la cocina.
///FlashBack///
Una cierta chica que cargaba un gran cesto de ropa que hace unos momentos cayó al piso, y que además, le había amortiguado su caída junto al príncipe, andaba tranquila, aunque su corazón aun le latía muy fuerte. Parecía que no se pararía si no dentro de un buen rato.
En eso, al pasar al lado de una esquina, siente como unas manos la jalan con mucha fuerza hacia la dichosa esquina, y de repente vio a su amiga que hace rato supuestamente se había ido.
-¡no pude ver nada! Dime, ¿paso algo? ¿Qué paso? ¿Qué paso? ¿Qué pasooooo? ¡Diiiiimeeee!- dijo ella casi al borde de la desesperación, haciendo enojar un poco a su amiga.
-¿¡que no ibas a ir a lavar la ropa que tiraste!?- le regañó la chica alta.
-si, pero es que esto es más emocionante, y tenía mucha curiosidad, así que me quede a ver que pasaba….- dijo un poco apenada, pero solo por el hecho de no haber visto nada de lo sucedido.
-¿¡quieres decir que nos estabas espiando!?- dijo la otra, aun más molesta que antes.
Claro que no, no los espiaba. Como te dije: ¡no pude ver nada! ¡Así que prácticamente eso no es espiar!- dijo mana, contradiciendo lo que decía su amiga, la cual solo pudo soltar un suspiro y pensar “mana… al parecer nunca cambiarás…” -¿¡y bien!? ¿Sucedió algo? ¿Qué hicieron? ¿Se abrazaron? ¿Se besaron? ¿¡te invito a que pasaras la noche en su habitación!? ¿Qué paso? ¿Qué paso? ¡Diiiiimeeee!- dijo ella ya casi al borde de la desesperación. Cada vez más emocionada con cada palabra que decía.
-¿¡Q-QUE!? ¡¡¡P-p-por supuesto que no!!! ¡Nosotros no hicimos nada!- dijo furiosa, pero al darse cuenta de sus palabras volteo a ver hacia otro lado y cambio a un tono un poco melancólico -…nada… en absoluto…-
- oye Anzu… esa es una cara muy insatisfecha ¿no crees? – dijo su amiga con un tono picarón. Mirándola con una cara no muy santa, haciendo que su amiga reaccionara y se sonrojara un poco –Anzu, ¿no crees que sea hora de decirle lo que sientes? – soltó su amiga y de inmediato su amiga la miró con una cara sorprendida. Nunca pensó que su amiga sabría sobre eso.
-¿¡d-de que hablas!?- dijo la ojiazul, tratando de esconderlo.
-¡vamos Anzu! Eh sido tu amiga desde siempre, ¿¡crees que no me eh dado cuenta!? Tienes que decírselo.- dijo con un semblante serio, a lo cual Anzu simplemente se limitó a mirar hacia otro lado – p-pero… el se va a casar, no creo que deba meterme en esa clase de asuntos, además... ¡el es un príncipe! Q-quiero decir… en este instante el es una de las personas mas importantes y poderosas en todo el reino, y tal vez el mundo, mientras que yo... Solo soy una sirvienta. ¡Una de las personas menos importantes en el universo!- discutió la ojiazul, sin ninguna duda de lo que estaba diciendo.
-¡bueno…! Los milagros existen Anzu, tal vez, y solo tal vez, Ra te guíe en el buen camino para llegar a el ¿o no?- dijo ella mirándola a los ojos, era el primer comentario maduro que hacia mana aquel día, y tal vez no volviera a oír unas palabras así de parte de ella. – ¡muy bien! ¡Vámonos Anzu, que de seguro nos van a regañar si seguimos perdiendo el tiempo! – y dicho esto, la más pequeña de las dos cogió su cesta de ropa y corrieron hacia la lavandería. Claro, con su amiga detrás. sin poder evitar pensar una y otra vez sobre ese asunto. Tal vez, en serio sea hora de decirle lo que siente a atem…
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